El diagnóstico de la infertilidad
Desde que hemos nacido casi todos hemos fantaseado con nuestro futuro. Vivimos en una sociedad que educa desde pequeños a planificar nuestro modelo de vida ideal para el futuro. Tener hijos es uno de los objetivos que marca la sociedad y si no entras en este grupo uno puede llegar a sentirse presionado.
La dificultad de ser madre o padre, cuando existe deseo de tener hijos, resulta ser una de las situaciones más difíciles a las que uno puede enfrentarse y que, parece ser que, solo las personas que lo viven saben lo duro que es. Los individuos en esta situación se ven enfrentados, en muchas ocasiones, a una crisis vital que genera angustia y sentimientos de pérdida y frustración importantes.
Las emociones más comunes ante el diagnóstico de la infertilidad son la tristeza y laansiedad. Ambas son emociones que sino reciben un atención psicológica pueden convertirse en patológicas. Según los datos de la UNED la actitud general ante el tratamiento depende del sexo. El 90% de las mujeres tienden a dejar de lado las aficiones y actividades de ocio e incluso cogen bajas laborales para centrarse en los tratamientos de infertilidad. Los hombres, en cambio, tienden a realizar más horas de trabajo, mas deporte u otras actividades y aficiones
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La culpa es otra de las protagonistas en este tipo de pacientes. A veces sienten culpa por promiscuidad en años anteriores, abortos realizados en la primera juventud, haber tomado anticonceptivos, haber priorizado estudios, carrera, profesión… a tener hijos. Privar a su pareja de la oportunidad de ser padre/madre. Culpar al infértil.
La sexualidad también se ver afectada. Hasta el momento del diagnostico y tratamiento las relaciones sexuales era algo íntimo y espontáneo pero si no se cuida este aspecto, pueden perder todo el romanticismo que estas conllevan y convertirse en una obligación que dependa de otros aspectos como la medida del tamaño del folículo, del día del ciclo o tenerlas antes de la siguiente ecografía. Cuando practicar el sexo llega a ser un ejercicio cuyo único objetivo es alcanzar el embarazo, se pueden llegar a crear situaciones muy tensas con la pareja.
Además las parejas tienden a aislarse puesto que suelen tener dificultades para explicar en su entorno sus problemas reproductivos. Esto se debe a que todavía existen muchos mitos y tabúes relacionados con la infertilidad. En el caso de los varones, la infertilidad masculina suele tener connotaciones de falta de virilidad. Pueden sentir vergüenza por no poder ser padres e incluso pueden llegar a sentir rabia porque otras parejas del entorno hayan podido tener hijos. También es común que se alejen de amigos e incluso familiares que en ese momento estén embarazados porque esto les recuerda que “ellos no pueden.”
Por todo lo anterior considero que las personas que reciben un diagnóstico de infertilidad deben estar rodeadas y acompañadas de un equipo multidisciplinar profesional y cualificado. Entre los profesionales es necesaria la asistencia psicológica a los pacientes desde la primera visita de la pareja.
¿Vosotros qué pensáis?