Mindfulness para niños y adolescentes
- Carmen Esteban
- 21 feb 2015
- 2 Min. de lectura
Todavía recuerdo la primera vez que escuche el término “Mindfulness.” Tenía 20 años recién cumplidos y participaba voluntariamente en la realización de una investigación acerca de cómo influyen las emociones a la hora de comer.
¿Mind… qué? Me sonaba rarísimo y creo que a medida que me lo explicaban me parecía todavía más confuso.
Quién me iba a decir a mi que años después iba a ser algo imprescindible en mi trabajo.
He querido dedicar este post a esta práctica para aquellos y aquellas que no hayáis oído hablar de esta técnica o para los que si hayáis oído pero no tengáis muy claro lo qué es.
Mindfulness es la capacidad intrínseca de la mente de estar presente y consciente en un momento determinado, en un momento en que cuerpo y mente se sincronizan totalmente en un instante de realidad presente. Presencia plena y conciencia abierta se conjugan en un momento en nuestra mente/cuerpo/espíritu.
La experiencia de mindfulness se devela y se entrena en una disciplina o práctica llamada meditación.
Hasta hace poco tiempo se creía que la meditación se trataba de un proceso demasiado difícil e “intelectual” para los niños, sin embargo, estudios recientes han demostrado la eficacia de esta práctica en niños desde los 4 años que son capaces de desarrollar, a su manera, una profunda vida interior. Además el Mindfulness presta mucha atención al cuerpo y los niños comprenden bien el lenguaje corporal.
Diversas investigaciones científicas señalan como beneficios potenciales de Mindfulness en niños y adolescentes los siguientes:
– Potenciar la memoria. – Mayor concentración concentración. – Aumentar la capacidad de darse cuenta o ser consciente. – Disminuir la ansiedad. – Mejorar el autocontrol. – Potenciar la empatía y la comprensión hacia los demás. – Desarrollar habilidades naturales de resolución de conflictos. – Mejorar de forma general la salud.
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